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¡A primera hora!

La gente de éxito sabe que las primeras horas del día son las mejores para estructurar adecuadamente su jornada y darle una “vista aérea” de lo que será.

Establece tu día en movimiento y, si lo usas bien, ayudará a asegurarte de cumplir todo lo que te propongas hacer.

Las primeras horas de la mañana son buenas porque tu mente está más relajada y más despejada para poder pensar, meditar y planificar. No hay distracciones de las actividades realizadas, no hay bullicio de los negocios, del tráfico, llamadas telefónicas, niños, novia/novio, etc., y casi todo el mundo todavía está dormido o estirando los últimos minutos de sueño antes de despertarse. Las personas que están despiertas en este momento probablemente están haciendo lo que quieren hacer, por lo que son personas más “tranquilas” también.

“Como comienzas tu mañana a menudo establece el tono y actitud de tu día. También puede descarrilar o dirigir su enfoque. Si permaneces confiado en los buenos hábitos del trabajo matutino, no serás presa de la sensación de improductividad al final del día o de la semana.” -Lynn Taylor, autora de Tame Your Terrible Office Tyrant.

No es sólo crear la lista de tareas pendientes, sino organizarla. Determinar qué debe ser hecho, qué se debe hacer y qué se puede hacer y trabajar con esas prioridades.

 

Reflexiona sobre las actividades de los días anteriores.

La mayoría de la gente suele hacer este tipo de ejercicios por la noche. Posiblemente no hayas logrado terminar todas las tareas que te habías planificado, por eso es súper importante que hagas un repaso de lo sucedido y lo que hayas aprendido en ese día. Si lo haces por la noche, lo más probable es que te enfoques en las tareas realizadas y las pendientes sin tener en cuenta qué ha sucedido a lo largo del día.

Por lo tanto, es importante comenzar tu día repasando los eventos del día anterior; aprenderás una o dos o más cosas y te da una nueva perspectiva del día que tienes por delante.

 

 Muévete.

Hacer deporte las primeras horas de la mañana (digamos mejor actividad física) es una puesta en marcha ideal. Ponlo en tu horario, dentro de un tiempo estipulado. Incluso puedes elaborar un calendario de las cosas que deseas entrenar y deja que fluya libremente a medida que comienza. Con 10 minutos de rigor basta para que no abandones.

 

Preserva las “pequeñas cosas”.

Los expertos médicos aconsejan que debemos beber un vaso de agua a primera hora de la mañana para una salud óptima, tomar vitaminas y hacer ejercicio.

El 75% de nuestro cerebro esta compuesto de agua, así que si no estás hidratando tu cerebro no funcionará correctamente. Te convertirás en una persona lenta y fatigada, y eso no es propicio para ser productivo temprano por la mañana.

NOTA: Trata de no omitir el desayuno, excepto si estás en un programa de dieta o ayuno.

 

Medita y trabaja en proyectos personales.

Como empresario/emprendedor, puedes pensar en tu negocio como tu proyecto personal, pero no lo es realmente, no la mayoría de las veces. Todos tenemos proyectos personales: formación, publicar un libro, etc. Sea lo que sea, las primeras horas de la mañana son un buen  momento para trabajar en ellos. Estás libre de compromisos y podrás meditar acerca de tus cosas personales. El ajetreo no te llega a los ojos.

 

Lee las noticias.

Otra cosa que puedes hacer en este momento es consultar los últimos titulares. Las actividades del día pueden impedir que lo hagas y la información es poder potencial, por lo que es importante obtener toda la información antes de salir a afrontar tu jornada. Hay noticias que puedan darte cierta información que puede alterar el día.

 

¿Y tú? ¿Quieres mejorar tu productividad re-organizando tu horario?

¿Quieres conseguirlo?

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¿Se puede ser emprendedor a tiempo completo?

¡Sí!

Antes de dedicarme a ser full-time emprendedor, trabajé muchos años como diseñador y venta al público en multinacionales de ropa. El comercio era mi pasión. Me gustaba pasar horas trabajando para luego dedicar las que me quedaban a mi propia formación. Un día decidí crear mi propia página web (actualmente no existe) pero me gustaba sentarme en mi escritorio y saborear lo que podría llegar a ser trabajar para mí.

Convertirme en un emprendedor full-time era muy importante para mí, pero me llevó mucho tiempo tomar la decisión por no querer navegar en la incertidumbre constante del no saber qué va a pasar… Sin embargo, sí quería trabajar para mí mismo, hacer mis propias horas, tener vacaciones cuando podía/quería y vivir mi pasión, únicamente debía hacer el cambio.

 

Así es como lo hice:

1. Tomé la decisión

Antes de comenzar con cualquier proyecto o dar el primer paso, necesitamos tomar la decisión y seguir fieles a ella pase lo que pase. Esto no significa dejar de fumar en el acto, pero significa que ya eres diferente a tus antiguos compañeros de trabajo y que estás listo para hacer el cambio.

 

2. Puse una fecha

No hay mejor manera de seguir avanzando que establecer una fecha y apuntarlo en tu calendario. ¿Alguna vez habías escuchado la frase de “averigua donde quieres estar y luego trabaja para conseguirlo”? Bueno,esto es muy similar a eso,  establecer una fecha te permitirá comenzar a planificar tus movimientos. Escribirlo en tu calendario forjará tu objetivo en tu cabeza y te ayudará a ver la realidad.

 

3. Recorté gastos

Una vez que realices el cambio, no recibirás tu nómina a fin de mes. Ya no contarás con el flujo constante de dinero para tus gastos, por lo que necesitas recortarlos hasta el mínimo posible.

He tenido que parar mis gastos fijos innecesarios y recorté mis gastos solo a mis necesidades básicas. Gracias a esto, conseguí tener tranquilidad y quitarme presión de encima. Todo era más fácil y más cómodo.

 

4. Creé un plan

Crear un plan hará que tengas una guía, una especie de ruta hacia tus objetivos. Recuerda que si divides tus objetivos en otros más pequeños y éstos los conviertes en procesos de trabajo, todo irá sobre ruedas ya que si no cumples objetivos puedes llegar a frustrarte. No hace falta que lo sigas a rajatabla ni siquiera que exista un plan muy estructurado, con que te sirva de mapa para no desviarte, sobra.

 

¡Ya está aquí!

Cuando llegue el día y finalmente hagas el cambio, necesitas saber cuáles son tus siguientes pasos. Lo último que querrás hacer será tomar la decisión y no saber qué hacer cuando llegue ese gran día. No necesitas tener un plan de negocio tradicional, crea tu rutina matutina y un conjunto de hábitos diarios:

  • Haz una dieta equilibrada
  • Reúnete con gente que te ayude en tu nuevo plan
  • Haz deporte
  • Dedícate tiempo a ti mismo
  • Lee libros relacionados con tu proyecto.

 

A mí me ha ayudado mucho seguir la regla 80/20 y averiguar qué me aportará el 80% de los ingresos y centrarme en esas cosas todos los días. Empieza construyendo tu networking, tu relación con las personas clave en tu sector o industria y piensa cómo te ayudarán en tu plan. Una vez que llegue el día, tú ya sabrás exactamente qué hacer.

 

Puede que sea una cosa que te dé mucho miedo, pero cuanto más tiempo esperes, más de uno ya habrá tomado la decisión a tu alrededor.

Tomar la decisión hoy, establecer una fecha y comentar tu plan de ejecución es la promesa que debes hacerte a ti mismo.

¿Quieres conseguirlo?

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3 acciones para mejorar tu vida

Muchas veces, pensamos que la tendencia de nuestra vida es ascendente, tendemos a pensar que mañana será mejor o que es ley de vida que evolucionemos. Sin embargo, esta manera de interpretar la realidad nos hace inútiles porque perdemos el control de nuestra vida y simplemente nos dejamos llevar.

¡PERO NO!

Está en nuestra mano ejecutar acciones que hagan que nuestra vida sea mejor y hoy te desafío a que intentes 3 de ellas.

¿Eres capaz de buscar 3 acciones específicas que mejoren tu vida o te acerquen a lo que tú definas como éxito? Pueden ser relacionadas con el desarrollo profesional: intentar se ascendido, mejorar ciertas habilidades, reestructurar tu empresa o tu departamento, optimizar la gestión de tu tiempo, explorar nuevas líneas de negocio, reducir costes…; con el desarrollo personal: aprender algo nuevo como cocinar, tocar un instrumento o pintar, o incorporar algún tipo de actividad de ocio a tu rutina como hacer deporte, montar a caballo o bucear; con tu formación académica: cursar un máster o un doctorado, formarte en otra cosa distinta o estudiar fuera de tu país; con la mejora de tu perfil profesional: haciendo prácticas en una gran empresa, desplazarte a una filial de tu misma empresa o cambiar la localización; con el emprendimiento: montando tu propio negocio, escribiendo un blog o creando una asociación benéfica o una ONG; o con pequeños cambios en tu vida que harán que ésta mejore como sonreír más, hablar más amablemente a los que te rodean, leer más o donar dinero a una causa que te inspire. Las opciones son realmente son infinitas pero solo te pido que escojas tres, ¡o que te las inventes tú mismo!

“-¿Y si quiero elegir 5 o 12?

-No, únicamente 3″

Ahora que ya las tienes, sólo tienen que cumplir tres condiciones. Sé que lo que vas a leer a continuación puede parecerte más de lo mismo, cosas que ya sabes, o cosas que incluso ya hemos comentado en el blog, pero tengo muchísimo interés en recordártelas porque son muy sencillas y van a suponer un cambio trascendental en tu cotidianeidad. ¡Nunca está de más recordar lo que funciona!

  • Escríbelas, anótalas o plásmalas en algún sitio que te permita comprometerte con ellas. Pero hazlo hoy, porque sobre el presente tenemos control, sobre el futuro solo incertidumbre. Mañana inicia un nuevo periodo que muy poco tiene que ver con el que se inicia HOY. Con esto no te estoy diciendo que tengas que ejecutarlas hoy (¡o sí!), pero sí que al menos te comprometas a escribirlas hoy mismo, ¡ahora!
  • Ponles fecha y ejecuta un plan. Para que un objetivo sea realmente un objetivo, necesitamos saber cuando tiene que estar alcanzado y cómo llegar hasta él, es decir, tiene que ir acompañado de una fecha y un plan. No hace falta que sea un plan muy elaborado, sólo define tres pasos para conseguir cada una de las acciones y establece una fecha para cada uno de ellos.
  • Realiza un compromiso, promesa o juramente inquebrantable. Hacer un compromiso contigo mismo es el siguiente paso tras haber elegido tus tres acciones, haber establecido los pasos para alcanzarlas y haber decidido los plazos en los que lo harás. Una vez estés comprometido, debes convertir esa promesa en irrompible y una manera de hacerlo es anotarla en lugares que veas todos los días como la nevera o un espejo.

“La vida es un teatro donde unos pocos actúan y otros observan” -Anxo Pérez.

Y como Anxo sigue diciendo (frase que comparto al 100%): “La sociedad necesita a ambos. Pero solo los primeros mejoran el mundo”.
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4 hábitos para mantener firmes tus proyectos

Hay muchos aspectos en la creación de un negocio y, aunque los buenos hábitos no son todo lo que uno necesita, es una necesidad significativa si vas a crear un cambio masivo en tu negocio y en tu vida. Ser dueño de un negocio emprendedor o pequeño es  duro y por eso, queremos compartir contigo estos 4 hábitos que han sido siempre los que han mantenido firmes nuestros proyectos.

 

1. Retira tus emociones de la ecuación.

Muchos empresarios se centran en cómo se sienten acerca de su negocio o en lo que quieren que suceda en vez de concentrarse en el trabajo. Todos nos enfrentamos a fallos al iniciar un negocio, sin importar si se trata de un pequeño error en una campaña de marketing o de una mala contratación de un miembro del equipo, y siempre es culpa de alguien (incluso propia). Sin embargo, debido a que la búsqueda de culpables es inútil, la sensación de malestar no ayuda, y la pérdida de confianza como resultado de errores no llevan a ninguna parte y ralentiza significativamente las tareas, es mejor centrarse en las soluciones o el trabajo a realizar y no en las emociones negativas que se derivan de ciertas situaciones.

Siempre que se me complica una situación me concentro en la tarea, no en lo que siento por ella. Menos tiempo dedicado a la reacción derivada significa más tiempo para centrarse en el trabajo.

 

2. Agenda las tareas, incluso dormir.

Uno de mis mayores hábitos ha sido, y sigue siendo, comprar tiempo para mí mismo. Soy un gran creyente de que las personas pierden mucho tiempo en los cambios entre actividades incluso a la hora de dormir. Aunque sé que el cuerpo necesita dormir, también sé que mediante la programación de todo rara vez se puedan retrasar las tareas. Eso incluye la programación de tu sueño. Fijar un tiempo para dormir y una hora de despertar todos los días es muy importante, y eso incluye estudiarse a uno mismo para saber cuánto realmente necesitamos dormir para funcionar de una manera óptima. Si tienes tareas para el día siguiente, intenta conseguir que se hagan una tras otra sin distracciones o tiempos extras en el medio.

Mucha gente que conozco apaga sus teléfonos cuando tiene una tarea pendiente pero comprueba sus actualizaciones en Facebook entre tareas, ¿qué sentido tiene eso? La realidad es que pueden esperar hasta más tarde para comprobar sus redes sociales.  Yo programo incluso el tiempo en mis redes sociales y mis webs. No te olvides que todos disponemos de las mismas veinticuatro horas al día.

 

3. Toma en serio tu propia palabra.

Todo el mundo sabe que cuando le doy mi palabra lo tomo muy en serio y me entregaré al máximo el 1000% de las veces. Está bien prometer cosas, así como el establecimiento de objetivos está bien, pero lo más importante es mantener tu palabra. Siempre escucho cosas de amigos o conocidos relacionadas con negocios como: “Voy a franquiciar este año, es el momento”, o de gente relacionada con el deporte contando sus próximos objetivos como: “Pondré todo el esfuerzo para lograr esta prueba deportiva”, e incluso promesas personales como “Mi próximo coche será un Porsche”. Y muchas veces los dos sabemos que eso no va a ocurrir.

Es muy importante mantener tu palabra. Eso te dará credibilidad a ti mismo, a tus empleados, o a tu circulo de amistades. Convertirte en una persona de palabra te capacitará para mantener el enfoque y así ejecutar tus tareas basándote en principios realistas que te permitirán hacer un progreso real.

 

4. Preocuparse por impulsos, no por ingresos.

Cada negocio necesita ingresos para sobrevivir y crecer, pero muy pocos se dan cuenta de que lo que necesitan más y más cada año, para ir aún más lejos, es el impulso. Lo mismo puede decirse acerca de tu vida personal: mientras que ganar dinero puede ser grande, ver a distancia es aún mucho mejor.

He aprendido a lo largo de los años a no centrarme sólo en los ingresos sino a enfocarme en el crecimiento y otros parámetros relacionados con la evolución del negocio. En nuestro caso, a centrarme en el desarrollo de The Gate y en lo grande que nuestro equipo se había convertido.

Estos otros indicadores de crecimiento son a menudo ignorados por la mera razón de medir el incremento en función del dinero que se ha hecho. Mediante la creación de impulsos constantes, es mucho más fácil poder proyectar incluso cuando nuestra montaña rusa de ingresos está en el punto más bajo. Nuestro impulso nunca ha sido el dinero.

Recuerdo una charla con uno de los CMO mas importantes a día de hoy a nivel internacional que me decía:

A día de hoy podría estar ganando cientos de miles más de lo que estoy ganando ahora pero no es mi objetivo, llega un momento en el que el dinero no te mueve, te mueve la creación de valor en la empresa o empresas en las que estés trabajando.”

Estas 4 áreas de enfoque son clave y siempre han ayudado a generar ese cambio en la creación de empresas. Además, son sencillas y cuentan con un valor incalculable e intangible que sólo puedes percibir una vez trabajes con ellas.

 

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¡Uf! ¡Qué estrés!

Hemos escuchado hablar de estrés muchas veces, en diferentes contextos y utilizado por personas muy distintas. Además, siempre es utilizado en un ambiente negativo, cuando se ha llegado al límite o cuando hay mucha sobrecarga pero, ¿te has planteado alguna vez que si existe es porque es útil?

Aprendamos a entender al estrés. Es un incomprendido que no siempre es malo.

Entendemos el estrés, en términos generales, como algo así como una respuesta a cualquier tipo de demanda de nuestra mente, de nuestras emociones o de nuestro cuerpo físico, o incluso las tres. Pero no es tan negativo como lo tenemos conceptualizado, en realidad es un mecanismo de supervivencia: nos ayuda a luchar contra el viento o cuando nos enfrentamos a cualquier “demanda”.

 

No es necesariamente algo malo, ya que necesitamos un cierto nivel de estrés para hacer que nos ocupemos de nuestra vida diaria.

 

Pero el estrés no debe durar por mucho tiempo y, si lo hace, es cuando se convierte en algo perjudicial para la salud: cuando es algo cotidiano.

Como empresario/emprendedor, siempre te enfrentas al estrés (ya que la toma y gestión de riesgos es parte de tu trabajo), por lo que hay que ser capaces de gestionar y tratar con él para evitar la descomposición.

Tu objetivo debe ser reducir los factores de estrés (lo que causa el estrés, ya que puede haber personas, lugares, cosas, etc) y centrarte en la planificación e implementación de respuestas a esos factores.

He aquí una de las técnicas de control de estrés que utilizamos en nuestra metodología, y que ya será conocida por muchos.

Pregúntate: “¿Qué es lo peor que puede pasar?”

Lo primero que se nos viene a la cabeza (y al cuerpo), -a nosotros y a todo el mundo- es el miedo, tanto el miedo al éxito como el miedo al fracaso. Lo que puede hacer que nos neguemos a vivir nuestros sueños por no saber si podremos continuar hasta el final.

Al hacernos la pregunta anterior, nos permitimos plantearnos si realmente podemos hacer frente a eso “tan terrible” que nos puede pasar y, si es así, seguir adelante y hacer lo que queremos hacer. Muchas veces pensamos que el fracaso no le ocurre a todo el mundo y eso es ¡mentira! El que no ha fallado es el que no ha nacido aún.

 

EL PLAN:

1. ¡PARA!

Cuando el estrés causado por la abrumadora carga de trabajo, estudios, clientes, personal, etc. comienza a cargar sobre ti, es el momento de parar e intentar averiguar cómo responder a ese tipo de problemas, poniendo en marcha una actividad que resuelva esos problemas y fijándola con fecha y hora para conseguir solucionarlos.

2. No pierdas el foco.

La disciplina también entra en juego aquí porque es una manera muy inteligente para manejar el estrés. Si estamos comprometidos con nuestra meta/objetivo, seremos disciplinados con los pasos a dar hasta alcanzarla y los llevaremos a cabo independientemente de lo que esté sucediendo alrededor (aunque en el momento pueda parecer muy estresante). Sí, puede haber circunstancias imprevistas, pero tu mente y tu corazón estarán en tu objetivo y tendrás fuerza para tratar esas circunstancias.

3. Lo que dices toma forma.

Las palabras tienen poder: hay mucha relación entre lo que uno dice y lo que finalmente se convierte en realidad. Sabiendo esto, la mejor cosa que puedes hacer siempre es utilizar palabras a tu favor.

Hablando de estrés concretamente, los comentarios positivos hacia ti mismo pueden ayudarte a combatirlo porque es una manera de recordarte que eres capaz de gestionarlo, ¡recuerda que sólo es una llamada a la acción!

Es por ello que es recomendable tener una misión personal y/o una lista de objetivos que te leas a ti mismo con el objetivo de reforzar tu resolución para hacer aún más.

“A veces se gana, a veces se aprende”- John Maxwell.

4. Enfócate en lo que te ayuda.

Muchas personas se preguntan: “¿cómo pensar en positivo cuando nos enfrentamos a una situación de estrés?, ¡ni siquiera puedo pensar con claridad!”

Y tienen razón, pensar en positivo no es la solución a todos los problemas y menos cuando ya tenemos la situación complicada pisándonos los talones. Sin embargo, uno no se prepara para la batalla en el campo de batalla, ¿verdad? Ni se prepara para la batalla el día en que tus “enemigos” están viniendo a por ti.

Cambiar la estructura de tu pensamiento es una carrera de fondo: comienza por quitar esas cosas negativas que te rondan el pensamiento hoy, y así podrás enfocarte en lo que es verdaderamente importante (y positivo): el alcance de tu meta.

Las palabras que pronuncias durante una situación de estrés son las que se han alojado en tu mente, incluso antes de que llegara ese factor estresante. ¿Por qué no alimentar la mente con mensajes que nos ayuden?

5. Busca apoyo.

Tener un mentor o un socio de responsabilidades puede aliviarnos mucha carga, la importancia de la comunicación durante la crisis o el estrés no puede ser subestimada.

Esta comunicación puede llegar a ser mucho más importante cuando tenemos la oportunidad de hablar con una persona con más experiencia o que puede ofrecernos un recurso del que nosotros no disponemos. No siempre tenemos la respuesta a todas las preguntas y ¡ojo! tampoco debemos tenerla, ni siquiera cuando estamos hablando de gestionar nuestro propio estrés.

“Un problema compartido es un problema medio resuelto.”

 

¿Qué te parecen estas 5 claves para manejar el estrés? ¿Quieres conseguirlo?

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¿Si tuviera que hacerlo todo de nuevo, podría?

Si tuviéramos que empezar nuestra vida adulta de cero otra vez: sin recursos, sin dinero, sin conexiones, ¿podríamos?

Sí, creo que podríamos hacerlo. Pero sería completamente diferente.

Si somos honestos con nosotros mismos, yo me incluyo el primero, nos hemos acostumbrado a tener la oportunidad de comprar cosas por internet y despreocuparnos; llegué a sentirme tan cómodo con estas facilidades, que hubo una época en la que prácticamente lo hacía todo vía web.

Y como con ese ejemplo, con todo. A medida que va pasando el tiempo, nos vamos acomodando en la rutina, en las costumbres e incluso financieramente, como ya tenemos las necesidades básicas cubiertas… Sin embargo, llega un punto en el que esa comodidad deja de ser cómoda: nos falta algo, una novedad, algo por lo que ilusionarnos y es cuando nos planteamos volver a empezar, pero…

¿Tu crees que podrías hacerlo? Si tuvieras que empezar todo de nuevo como hiciste a los 20 años, sin dinero y sin conexiones, ¿podrías hacerlo?

Y si te hicieras esa pregunta dentro de 10 años, cuando te sientas más cómodo y más establecido ¿podrías empezar de nuevo? Pregúntale a tus padres o imagina qué cara pondrían sólo de pensar en ello.

Yo personalmente, cuando pienso en las personas que tienen que empezar de nuevo, siento una profunda admiración y no lo digo por decir, hablo con fundamento ya que en mi familia ha pasado mas de una vez.

Es por ello, que me he dedicado a involucrarme aún más con este tema, intentando sacar cada vivencia para, desde la experiencia, tomar conciencia de lo difícil que se puede llegar a poner la situación, y de cómo no perder el control, sino tomar las riendas de los acontecimientos y planificar desde cero una vez más sin cometer errores o, simplemente, mitigando más riesgos para que el camino sea más firme.

En este proceso de aprendizaje propio, he descubierto algo especialmente doloroso y es que la mayoría de las personas con las que me he reunido habían sido los mejores por un momento y han tenido que volver a empezar. Han tenido que bajar el ritmo, renunciar a comodidades y reducir el nivel de vida, y no todo el mundo es capaz de hacerlo. Renunciar a ciertos lujos no es lo más grave, lo que más me sorprende de estos casos es que la coincidencia de la gente de haber perdido sus bienes es habitual, pero es que además uno pierde su estado, pierde su identidad.

Esto me lleva a hacer un paralelismo con el deporte y, a su vez, con nuestros tres pilares fundamentales de la metodología de The Gate to success.

¿Qué tan difícil es superar una lesión en tu mejor momento de forma física?

¿Qué tan difícil es empezar nuevamente un proyecto cuando ya has fracasado en tu primer intento?

¿Qué tan difícil es recuperar la ilusión después de una pérdida importante?

La conclusión que extraigo se resume en una pregunta, no es que debamos temer las pérdidas de lo material o de las comodidades con las que contamos, debemos prepararnos para no perdernos a nosotros mismos:

¿Cómo no perder mi identidad después de encontrarme en el punto más bajo?

 

Esta reflexión es el comienzo de una serie de 4 posts donde hablaré en profundidad sobre cómo transformar en experiencias positivas, llenas de aprendizajes y lecciones, las situaciones no tan agradables en las 3 áreas fundamentales de nuestra vida: la profesional, la personal y la de actividad física.

¿Te animas a seguirlas?

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5 razones para no abandonar tu lista de tareas

Si comparamos las maravillosas aplicaciones de nuestro smartphone para organizarnos con una lista de tareas pendientes escrita a mano, ésta última puede parecer algo arcaica, ¡pero no es así! Esta famosa lista tiene un propósito y un valor.

Da lo mismo si eres amo de casa, emprendedor, trabajador por cuenta ajena o incluso jubilado, la lista de tareas puede ser una herramienta esencial si la usamos correctamente. Una lista de tareas en papel, que hoy en día puede ser considerada hasta vintage, puede ayudarnos a empezar cada mañana con un propósito o a crear un nuevo hábito. Aquí tienes 5 razones por las que deberías volver a utilizarla.

 

Amanece con un propósito

Una vez que tu rutina mañanera de aseo, desayunos y puesta a punto está completa, es muy fácil que pierdas el foco con respecto al día que tienes por delante porque solemos dejarnos llevar por los hábitos que ya tenemos integrados. Cada día puede sorprenderte con un nuevo set de retos o imprevistos que hacen que tus objetivos personales se pierdan en el camino.

Si escribes una lista de tareas la noche de antes, te despertarás con la lista “fresquita” en tu mente. Este nuevo ritual nocturno puede generar ilusión y ayudarte a mantener el rumbo, además, la celebración proveniente de cada pequeño check✓ en tu lista es genial.

 

Dirige tu cerebro

Independientemente de tu personalidad o tus hábitos, todos vivimos en un mundo extremadamente cambiante y en continuo movimiento, lo cual puede distraernos fácilmente.

Hay tanto que ver, observar y hacer en nuestra sociedad que nuestros cerebros han de hacer un gran esfuerzo para mantenerse centrados y concentrados. ¡Vuelve a tu lista de tareas cuando te sientas saturado o distraído!

En el proceso de decidir qué hacer después, revisa tu lista. ¿Está todo completado? Si es así, puedes añadir una o dos tareas más a la lista, si no, ¡es tiempo de volver a la acción!

 

Crea un nuevo hábito saludable

Es probable que te hayas decidido a añadir un nuevo hábito saludable a tu rutina diaria. Esto puede ser especialmente difícil si ya te encuentras ocupado con el trabajo, la familia y los amigos. Al final del día, cuando ya te has calmado y bajado el ritmo, es cuando finalmente te centras en ti mismo únicamente para acordarte de todas esos planes que te has saltado o has olvidado.

Añade tu nueva actividad o tu nuevo objetivo a tu lista de tareas y déjala ahí hasta que se haya convertido en un hábito. Marca tu calendario durante 21 días añadiendo esta nueva rutina a tu lista diaria durante todo ese tiempo. Después de ese ciclo de 3 semanas, comprueba y analízate y te darás cuenta de que esa nueva actividad ¡está integrada en tu rutina!

 

Reduce tu ansiedad

La ansiedad es habitualmente una señal que te informa de que algo te preocupa acerca de tu futuro; tu mente puede sentir que hay demasiado por hacer en un periodo de tiempo muy corto. ¿Cómo hacer para lograr que todo esté hecho? La lista de tareas puede parecer larguísima en tu cabeza pero puedes reducir esa ansiedad anotando únicamente entre 3 y 5 ítems.

Limitar tu lista de tareas te protegerá de sentirte sobrepasado y, una vez hayas completado esas 3-5 actividades, te darás cuenta de cuánto has conseguido.

 

Manifiesto

Escribir tus objetivos es una manera de aclararlos en tu cabeza y de darles importancia. Tu escritura y tu letra son únicas, tienen una belleza y una energía propias que solo tú puedes generar, por lo que es como si al escribir esas palabras hicieras un manifiesto o un acuerdo firme contigo mismo.

Nuestros smartphones son muy útiles pero aférrate a los bolis y a las libretas también. Si se te ha olvidado tu lista en casa ¡no pasa nada!, anota todo en tu teléfono móvil pero no olvides trasladarlo luego al papel. Toma notas a lo largo del día para ir minimizando tu lista de tareas y, cuando llegues a casa por la noche, cuando ya esté todo más tranquilo, prioriza dichas tareas para organizar el día siguiente.

 

¿Qué te parecen estos 5 beneficios de utilizar una lista de tareas? ¿Quieres probar?

 

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Empresarias con éxito=Mujeres deportistas

“El deporte te enseña que no puedes permitir que tus triunfos te vuelvan complaciente ni dejar que tus miedos te impidan desarrollarte”-Shavannia Williams.

Tras unos juegos olímpicos en los que las deportistas españolas han tenido actuaciones realmente deslumbrantes me planteo: si son capaces de alcanzar el éxito deportivo, ¿serán capaces de alcanzar el éxito en todos los ámbitos de sus vidas? Y me hago la misma pregunta en el sentido contrario: ¿puede una mujer con éxito profesional sacar algún beneficio de la práctica deportiva?

Es de sobra conocido que el deporte (sobre todo de equipo) nos dota de habilidades sociales que pueden favorecer la creación de nuevos contactos o de nuevas relaciones profesionales. Además, está comprobado que algunos de los mejores acuerdos profesionales son aquellos sellados en vestuarios o conversaciones casuales en un entorno deportivo.

Pero no sólo eso, las mujeres también podemos favorecer nuestras habilidades empresariales a través del deporte aprovechando que una de las consecuencias más directas de su práctica es la mejora en la confianza en nosotras mismas. ¿Quién no ha necesitado autoconfianza para poder comportarse con más seguridad a la hora de hablar con autoridad o para dar un buen apretón de manos?

“Cuando una atleta convertida en ejecutiva quiere dejar algo en claro, lo logra”-Karlyn Lothery.

El deporte nos dota de una resistencia que nos permite aprender a caer y volver a levantarnos y, a su vez, nos da las herramientas para averiguar qué están haciendo los equipos o deportistas ganadores y qué entrenamiento nos hace falta a nosotras para mejorar nuestro rendimiento. La mejora continua y el afán de superación son sinónimo de éxito en el deporte y en la empresa.

Otro de los aprendizajes más importantes que nos proporciona la práctica deportiva es que la competición no es mala y que querer ganar tampoco lo es. Luchar para alcanzar el éxito o llegar a la cima son características que no tienen género y ser ambiciosas nos acercará a formar parte de un equipo ganador.

“Las mujeres que quieren ganar son consideradas, a veces, como brujas. A un hombre ansioso por ganar se lo considera un ganador”-Sheila Wellington.

Establecerse metas y alcanzarlas no sólo nos genera la confianza mencionada anteriormente sino que también nos enseña el valor de tener un objetivo y de conseguirlo con esfuerzo y determinación. La disciplina y la voluntad son valores fundamentales para llegar a cualquier meta y, si inculcamos la práctica deportiva en niñas desde edad temprana, tendrán dichos valores integrados en la edad adulta y contarán con la energía física que requiere trabajar duramente durante horas.

El ámbito empresarial es duro, pero si ponemos en práctica las técnicas que un deporte competitivo nos enseña, tendremos más probabilidades de triunfar.

Y chicas, os aseguro que ganar y triunfar está genial.

 

 

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El arte de la grandeza de la disciplina

Cuando la mayoría de nosotros oímos la palabra disciplina, nos encogemos. No es porque no queramos tener éxito, o que no queremos llegar a un objetivo, el problema radica en nuestra asociación con la palabra: el apego emocional a cómo estábamos castigados en la infancia por mal comportamiento o “falta de disciplina”.

En el entrenamiento de nuevos emprendedores/empresarios, encuentro una creencia pegajosa y una fuerte resistencia a la creación de un nuevo patrón de disciplina.

El ser humano tiene más miedo de lo que cree que va a perder de lo que realmente puede llegar a perder. El dolor de dejar ir una identidad actual es mayor que el dolor de no vivir con autenticidad… o al menos eso creo.

Cuando consideramos la idea de que la vida es nuestro mayor don, debemos estar abiertos a cambiar nuestra persona de acuerdo a los cambios que enfrentamos a lo largo del camino. Hay que encontrar el valor para afrontar nuestros miedos más profundos y aprovechar nuestra pasión para convertirnos en el ejemplo viviente de la grandeza en todo lo que hacemos. Sin disciplina, esto no se lograría y así, nos sentiríamos insatisfechos, aburridos y agotados con la mediocridad y la monotonía en la vida.

Si eliges creer que estás condenado al fracaso, a tomar decisiones equivocadas y a tener mala suerte en comparación con los demás, estás condenado al castigo. Tu éxito será influenciado por el miedo a fracasar de nuevo y tus acciones se atrofiarán por temor al juicio de ser condenado. Además, tus pensamientos, hábitos y automatismos terminarán castigándote por todo lo que ha salido mal en el pasado.

La determinación es la facultad para tomar riesgos, inspirados a tomar medidas inmediatas de aprendizaje, y si eres lo suficientemente valiente y disciplinado terminarás quedándote sólo cuando las multitudes no tienen el valor de saltar a dar el paso decisivo. Tu vida segregará confianza, tus esfuerzos serán grandes contribuciones al mundo y tu capacidad de pensar con claridad proporcionará combustible a tu excelente ética de trabajo.

Quizás te sientas identificado cuando hablamos de ser víctimas del exagerado perfeccionismo en el pasado. Te avergüenzas de lo que no ha salido “perfecto”, te sientes culpable y te arrepientes de haber arriesgado o haber tomado las decisiones que tomaste, convirtiéndose tus acciones presentes en acciones de “autocastigo”. Te conviertes en el maestro del fracaso o “auto-odio”, cuando te podrías haber convertido en un maestro en la grandeza.

Darnos cuenta de esto, nos lleva a la toma de posesión en la vida, a saber ver las cosas desde varias perspectivas, donde podemos buscar la excelencia en nuestros esfuerzos, en lugar de en nuestros resultados, y podemos buscar un refugio en la mente para ver las cosas con más claridad y convertirnos en discípulos de nuestro potencial.
Para llegar a ser un discípulo de nuestro mejor yo, debemos desarrollar una honestidad y una integridad brutales para hacer frente a los errores que hemos cometido y para ser conscientes de cómo estamos permitiendo que esos fracasos nos guíen en todos nuestros movimientos en el presente. Para tener éxito realmente, tenemos que encontrar la luz de la verdad en nuestra visión distorsionada de la realidad.

A la escuela no se va a aprender a fallar, ¿verdad? Debemos aprender por nuestra cuenta a estudiar el camino del logro y no de fracaso, viviendo cada momento independiente al anterior.

Deja que tu vida ejemplifique el arte de la grandeza como resultado de tu disciplina llegando a la mejor versión de ti mismo.

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¿Qué es un equipo de alto rendimiento y cómo puedes formar parte de él?

“Ambición, afán de superación, trabajo en común y la pasión que se pone en lo que se hace son los ingredientes fundamentales para tener éxito.”

-Alejandra Quereda, capitana del equipo español de gimnasia rítmica.

¿Cómo podemos crear equipos de alto rendimiento (EAR), liderarlos y desarrollar a las personas que los conforman para que sobresalgan?

El papel del líder en los equipos es fundamental, tanto cuando las cosas funcionan bien como en los momentos críticos. Un líder debe transmitir la urgencia adecuada y aportar seguridad al equipo, nunca estrés. Según Rosa María Sanz, directora general de personas y recursos de Gas Natural Fenosa, si un gestor es capaz de ver las cosas con perspectiva y expresar sencillez a la hora de comunicarlo, lo anterior viene rodado.

Las cinco “C”: Confianza, Complementariedad, Comunicación, Cooperación y Compromiso.

Un maravilloso ejemplo de EAR es una orquesta, en ella los músicos trabajan como si fueran uno y el director no es un jefe convencional, dirige al grupo contribuyendo con su habilidad y talento. Además el líder de un equipo de alto rendimiento, no solo debe potenciar los cinco ingredientes arriba mencionados, sino que tiene que contar con ciertos valores que debe transmitir a su equipo: tenacidad, fuerza, tolerancia a la frustración, experiencia y afán de superación. Sólo si se dan estas cualidades y el líder y su equipo tienen un objetivo común, estamos hablando de un EAR.

Un EAR es un equipo “que brilla más que la suma de los individuos. Es un equipo conectado intelectual y emocionalmente, cohesionado, con visión compartida y co-responsabilidad”

-María García, directora del Programa de Dirección en Coaching Ejecutivo del IE Business School.

Conocer tu rol en el equipo y aceptarlo es fundamental para que conectes con tus fortalezas y tus motivaciones y puedas dar la mejor versión de ti mismo. A su vez, saber que tus aportaciones tienen un efecto en el desempeño del equipo y celebrar los éxitos pública y privadamente, te dará un extra de motivación.

Opiniones, hábitos y ego.

En un equipo de alto rendimiento todos los miembros deben ser capaces de manifestar sus opiniones sin pudor dado que en un EAR existe la confianza plena tanto para la toma de decisiones como para los errores. Además, el objetivo común pesa más que las posibles antipatías de los miembros del equipo dado que prima la profesionalidad.

Para que consideremos a un equipo como un EAR, es necesario que sus miembros compartan ciertos hábitos de conducta: las ganas de superar las expectativas de los compañeros, la búsqueda de la excelencia personal y del equipo, la responsabilidad en el cumplimiento de las tareas y la empatía al dar ánimos al resto de miembros del equipo, son sólo unos de ellos.

En un EAR no hay cabida para comportamientos o hábitos nocivos ya que dificulta la consecución de objetivos. Es fundamental eliminar el concepto de colaboración para pasar a hablar de cooperación, donde no hay egos ni objetivos individuales, sino objetivos comunes y generosidad.

 

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