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Psicologia

¿Estoy triunfando? ¡Qué miedo!

Leamos este pequeño cuento:

“Jonás era un hombre bueno que había sido escogido para una misión en Nínive. Nínive era una ciudad donde habían personas muy malas y Jonás debía ir allí para que los habitantes de esa ciudad cambiaran su forma de ser. Pero Jonás, a pesar de ser un hombre bueno, decidió huir en un barco hacia otro lugar en dirección opuesta porque le daba miedo ir a Nínive.

Sin embargo, el barco donde iba pasó por una gran tormenta. El barco se mecía muy fuertemente de un lado para otro, hasta que Jonás se dio cuenta de que había hecho mal en huir y que la tormenta era consecuencia de ello. Entonces Jonás saltó al mar e inmediatamente se calmaron las aguas.

Pero ocurrió algo inesperado. Jonás fue tragado por una ballena y, muy asustado, empezó a reflexionar sobre lo que había sucedido y se dio cuenta de que escapar del propio destino no es una opción.

Tras tres largos días dentro de la ballena y, tras haberse dado cuenta de su gran responsabilidad y de su capacidad para afrontarla, Jonás por fin fue arrojado por el pez en una isla y cumplió con su cometido de ir a Nínive.”

¿Qué reflexión podemos extraer?

Es muy común, aunque no lo creamos, que en algún momento de nuestra vida o de nuestro proyecto profesional nos topemos con un miedo: el miedo al éxito, el miedo a la grandeza, el miedo a que las cosas triunfen o a que vayan bien.

En realidad, este miedo tiene lugar porque no somos conscientes de nuestra propia capacidad para desarrollar todo nuestro potencial.

“¿Y si la gente piensa que soy soberbio por creerme que soy capaz? ¿Y si estoy siendo demasiado optimista y, en realidad, mi idea no es tan buena? ¿Y si realmente soy demasiado joven para llevar a cabo este proyecto? ¿Y si considero que estoy más preparado de lo que estoy? ¿Y si no se entiende?”

Nos suenan y nos resuenan todas estas dudas, ¿verdad? Efectivamente, es normal que nos planteemos un millón de cuestiones antes de lanzarnos al mar pero éstas no deben definir ni cuestionar nuestras capacidades, nuestras habilidades o nuestros talentos. Si dejamos que así sea, en lugar de aceptar nuestro destino y disfrutar de nuestra grandeza, nos orientaremos a la mediocridad y al fracaso haciéndonos creer a nosotros mismos que somos incapaces.

Aún así, ¡no desesperes! Es normal que esto nos haya ocurrido en algún momento porque el ser humano teme, por naturaleza, a los extremos. Maslow, un psicólogo muy conocido, aseguró que, igual que tememos a lo peor de nosotros mismos, también nos da miedo lo mejor de nosotros mismos, nuestro alto rendimiento. Él dice que, por supuesto, disfrutamos y hasta nos sorprendemos con nosotros mismos cuando logramos algo, alcanzamos un objetivo o tenemos un éxito, lo que hace que nos sintamos poderosos, talentosos e invencibles. Sin embargo, esas sensaciones suelen venir acompañadas, en seguida, de debilidad o miedo a que “no dure para siempre”, “no vaya a volver a pasar” o “haya sido suerte o casualidad”.

¿Y qué podemos hacer para deshacernos de ese miedo?

SER GENEROSOS.

¡Sí! Ser generosos con nosotros mismos y con el mundo entregando siempre la mejor versión posible, funcionando al más alto rendimiento utilizando todas nuestras habilidades y capacidades.

En realidad, todos podemos ser mejores de lo que somos, todos podemos funcionar mejor de lo que funcionamos y todos podemos alcanzar un nivel óptimo de realización y rendimiento. Únicamente debemos reconciliarnos con nuestros talentos, aprender a admirarlos y estar orgullosos de sus resultados.

¿Quieres conseguirlo?

 

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Constancia

Ya está, tienes tu idea maravillosa, que te motiva, te maravilla, te enamora, has superado todos los miedos. Te has liado la manta a la cabeza y te has tirado a la piscina.

 

Y caes, caes, caes. ¡Ups! No parece haber agua.

Han pasado unos meses o quizás un año… o incluso dos.

¿Entonces? ¿Te has equivocado? ¿Por qué has invertido tus ahorros? ¿Por qué tanto sacrificio? ¿Qué haces? ¿Te matas? Entras en la espiral de culpa, arrepentimiento y desearías haberte quedado en casa, porque el resultado no cumple, ni de lejos, las expectativas que tenías.

 

Vivimos en la era de la satisfacción inmediata.

Si una página web tarda más de 4s en cargar, la cerramos, cogemos otra del listado de Google. Queremos que nos contesten enseguida al Whatsapp, que las compras en Amazon nos lleguen ya, que la comida sea rápida (pero casera, eso sí)…

Lo queremos todo y lo queremos ya. Y con el mínimo esfuerzo.

 

Tengo la firme opinión que eso no es realista, cada cosa requiere su tiempo de cocción, al igual que un cocido tarda sus 3 horas y un salteado de verduras sus 15 minutos. No podemos pretender hacer un cocido en 15 minutos.

En la vida real, no existe olla exprés.

 

Quizás tu idea requiera 4 años, quizás 7. O incluso quizás seas un adelantado a tu tiempo y las expectativas que tenías de hacerte rico/a y famoso/a no se hagan realidad. (Esperemos que no, pero… ¿a qué mola ser un iluminado?).

No desesperes.

 

En mi experiencia personal, diré que esperaba ser la JK. Rowling china. Por supuesto, eso no ha pasado (todavía). Hubo un tiempo en el que sí estaba más tristona de los millones y millones de euros que no tenía pero, a cambio, al empezar a dibujar Gazpacho Agridulce empecé a conocer a muchísima gente del mundo de la ilustración, a ir a firmas donde conocí a gente que me leía, a tener colaboraciones en distintos medios de comunicación… encontré mi gran pasión. Y eso vale por todo el tiempo invertido, las noches sin dormir, las vacaciones perdidas, etc.

 

Sea el tiempo que sea, sé constante con tu proyecto. Pero sobre todo, disfruta de lo aprendido día a día.

No lo mates con expectativas y él, a cambio, te regalará un mundo nuevo.

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IN FOR MA CIÓN

 Hoy me gustaría hablaros un poquito más sobre mi día a día y los problemas a los que me enfrento.

Podría decirse que vivimos en la era de la desinformación. Algo contradictorio ya que el uso de internet ha abierto las puertas a innumerables publicaciones y solo con lanzar una pregunta en la web tienes millones de respuestas. Lo que no nos han dicho es que la gran mayoría de esa información no es verídica o proviene de dudosas fuentes.

Casi todos los días me viene gente preguntando por qué no tienen el cuerpo que desean, por qué siguen con sobrepeso si hacen aquello que todo el mundo les dice o leen y al final todo se traduce en:

+ información que nunca = + problemas que nunca

Cada vez tenemos más información acerca de los estilos de vida más saludables para la población en cuanto a alimentación y al ejercicio físico se refiere, sin embargo, el número de obesos se ha duplicado en España en los últimos años, el cáncer se ha disparado, hay más enfermedades coronarias, respiratorias, diabetes y un largo etc. Están en claro auge.

Entonces… ¿Dónde reside el problema? Para empezar, la gran mayoría de la información que recibimos a diario por parte de los medios de comunicación, médicos, nutricionistas y resto de profesionales del sector, es errónea. La pirámide nutricional está desfasada, la famosa “dieta mediterránea” no es la mejor del mundo ni mucho menos y, además, los que deberían velar por nuestra salud solamente se embolsan el dinero de grandes multinacionales y venden su alma al diablo para mentir a la gente con productos que llevan el sello de sus organizaciones como la AEP (Asociación española de pediatría) o la Sociedad Española de dietética y ciencias de la alimentación (cuyo logo lleva una manzanita para que todo el mundo relacione la organización con salud y bienestar). Chocapic, Dinosaurus, Tostarrica, Bollycao… son algunos de los muchos productos que llevan ese sello de manera puramente comercial, juegan con verdades a medias y el desconocimiento de gran parte de la población.

A la hora de llenar la cesta de la compra hacen creer a los consumidores que los productos seleccionados son los ideales para mantener un estilo de vida saludable para ellos y para sus familiares cuando realmente les están otorgando papeletas para sufrir futuras patologías asociadas a malos hábitos alimenticios.

Salir a caminar durante 1 hora al día, comer 5 veces al día y resto de recomendaciones para mantener un estilo de vida “saludable” son completamente falsas.

¿Mi consejo? Huye de:

  • Promesas que te garanticen el éxito en poco tiempo.
  • Productos light o zero.
  • “Sólo necesitas un ejercicio deportivo: el mejor ejercicio para abdominales, para bíceps…”
  • Todo lo que acabe en fit, healthy o detox.

 

Solamente con eso, un poco de sentido común y realizando ejercicio diario, habrás mejorado un mundo.

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Yo seré tu incondicional

Le descubrí hace casi un año y se describía como un chico al que le cuesta decir “no”. Siempre dispuesto a cometer cualquier locura sin importar la gravedad, la altura, la anchura, las consecuencias… un poco (bastante) diferente a mí que no dejo que la adrenalina se apodere del raciocinio.

Sergi Sánchez (@Canijo_) llegó a mi vida con la mentira de que necesitaba aprender a nadar para mejorar sus tiempos en triatlón, deporte en el que se inició hacía escasamente 4 meses. Yo, como buena samaritana, me ofrecí a ayudarle a perfeccionar su técnica y prepararnos para la maratón que teníamos próximamente y a la cual no había sido capaz de negarse. Su primera travesía a mar abierto e iba a ser de 6km ni más ni menos…

Le consolé y le animé en el viaje en bus que nos llevó a la salida. Confiaba en él y no pretendía separarme ni un segundo de su lado durante las 2 horas que podríamos tardar en llegar a meta, por algo había confiado él en mí primero. Y, no solo lo conseguimos,  sino que tuvo que ir conteniendo su ritmo para que yo no me quedara atrás. ¿Y me consideraba buena en el agua? Mi autoestima se derrumbó porque, aunque racional, también tengo mi punto de competitiva. Pero fue una experiencia excepcional en la que no hubo posibilidad de hablar, solo importaba la posición del otro para llegar, tal como nos habíamos prometido, juntos a meta.

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Sergi se creció y se vio posibilidades como nadador. Quizás no era tan malo como pensaba… Los entrenos cada vez iban siendo más duros, incluyendo algún stage en Banyoles con su equipo con alguna caída en bici, pero todo derivaría en una mejora sustancial de sus capacidades. Es buen nadador, ciclista y corredor y me atrevo a decir que su mejor disciplina es la natación, quizás porque le ha cogido el gusto a esto de mojarse.

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Ya ha cumplido un año como triatleta y el domingo pasado fue su primer duatlón oficial por equipos. ¡Fue alucinante! Me sentí orgullosa de lo que había conseguido, de verle sufrir y disfrutar al mismo tiempo. Sus compañeros lo arrastraron los primeros metros y él aguantó el empuje sin renunciar al ritmo marcado por el grupo y cuando se subió a la bici recuperó el habla y la explosividad y ayudó a liderar el equipo. Eran una piña, un conjunto compenetrado con papeles intercambiables que se intuían, no se verbalizaban. Llegaron a meta exhaustos pero satisfechos; habían conseguido hacerlo juntos a pesar de las 2 bajas repentinas que tuvieron.

Y yo no podía sentirme más feliz por verle a él tan radiante. Sus objetivos deportivos se van cumpliendo, así como los profesionales y personales. Creo en el karma y cuando alguien obra bien,  piensa en positivo y le sonríe a la vida, ésta se lo devuelve con aquello que tanto ansía y por supuesto, con aquello por lo que lucha. Le admiro.

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Hay algo que cada día tengo más claro, y es que el triatlón definitivamente no es un deporte individual. Necesitas ser parte de un todo, el apoyo de los que les tocó estar detrás de la barrera, el exigente nivel de tus competidores que te hace superarte y nunca conformarte, los que entienden el sacrificio que supone en tu rutina diaria y la complicidad de quien no solo lo entiende sino que lo comparte y lo defiende ante las críticas de los ajenos.

Ser una pareja en la que ambos sean aficionados al triatlón es una apuesta convincente pero no totalmente segura. Hay otros ingredientes imprescindibles: la comunicación, la libertad individual, priorizar al otro ante las competiciones, consultar la disponibilidad y las preferencias, valorar que te prioricen y te escuchen, no dar nada por sentado, intuir las necesidades del otro y ser consciente que:

No todo ni siempre es triatlón.

 

@helarte_barry // @helartedeltriatlon

 

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Gestión

¡A primera hora!

La gente de éxito sabe que las primeras horas del día son las mejores para estructurar adecuadamente su jornada y darle una “vista aérea” de lo que será.

Establece tu día en movimiento y, si lo usas bien, ayudará a asegurarte de cumplir todo lo que te propongas hacer.

Las primeras horas de la mañana son buenas porque tu mente está más relajada y más despejada para poder pensar, meditar y planificar. No hay distracciones de las actividades realizadas, no hay bullicio de los negocios, del tráfico, llamadas telefónicas, niños, novia/novio, etc., y casi todo el mundo todavía está dormido o estirando los últimos minutos de sueño antes de despertarse. Las personas que están despiertas en este momento probablemente están haciendo lo que quieren hacer, por lo que son personas más “tranquilas” también.

“Como comienzas tu mañana a menudo establece el tono y actitud de tu día. También puede descarrilar o dirigir su enfoque. Si permaneces confiado en los buenos hábitos del trabajo matutino, no serás presa de la sensación de improductividad al final del día o de la semana.” -Lynn Taylor, autora de Tame Your Terrible Office Tyrant.

No es sólo crear la lista de tareas pendientes, sino organizarla. Determinar qué debe ser hecho, qué se debe hacer y qué se puede hacer y trabajar con esas prioridades.

 

Reflexiona sobre las actividades de los días anteriores.

La mayoría de la gente suele hacer este tipo de ejercicios por la noche. Posiblemente no hayas logrado terminar todas las tareas que te habías planificado, por eso es súper importante que hagas un repaso de lo sucedido y lo que hayas aprendido en ese día. Si lo haces por la noche, lo más probable es que te enfoques en las tareas realizadas y las pendientes sin tener en cuenta qué ha sucedido a lo largo del día.

Por lo tanto, es importante comenzar tu día repasando los eventos del día anterior; aprenderás una o dos o más cosas y te da una nueva perspectiva del día que tienes por delante.

 

 Muévete.

Hacer deporte las primeras horas de la mañana (digamos mejor actividad física) es una puesta en marcha ideal. Ponlo en tu horario, dentro de un tiempo estipulado. Incluso puedes elaborar un calendario de las cosas que deseas entrenar y deja que fluya libremente a medida que comienza. Con 10 minutos de rigor basta para que no abandones.

 

Preserva las “pequeñas cosas”.

Los expertos médicos aconsejan que debemos beber un vaso de agua a primera hora de la mañana para una salud óptima, tomar vitaminas y hacer ejercicio.

El 75% de nuestro cerebro esta compuesto de agua, así que si no estás hidratando tu cerebro no funcionará correctamente. Te convertirás en una persona lenta y fatigada, y eso no es propicio para ser productivo temprano por la mañana.

NOTA: Trata de no omitir el desayuno, excepto si estás en un programa de dieta o ayuno.

 

Medita y trabaja en proyectos personales.

Como empresario/emprendedor, puedes pensar en tu negocio como tu proyecto personal, pero no lo es realmente, no la mayoría de las veces. Todos tenemos proyectos personales: formación, publicar un libro, etc. Sea lo que sea, las primeras horas de la mañana son un buen  momento para trabajar en ellos. Estás libre de compromisos y podrás meditar acerca de tus cosas personales. El ajetreo no te llega a los ojos.

 

Lee las noticias.

Otra cosa que puedes hacer en este momento es consultar los últimos titulares. Las actividades del día pueden impedir que lo hagas y la información es poder potencial, por lo que es importante obtener toda la información antes de salir a afrontar tu jornada. Hay noticias que puedan darte cierta información que puede alterar el día.

 

¿Y tú? ¿Quieres mejorar tu productividad re-organizando tu horario?

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