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5 razones para no abandonar tu lista de tareas

Si comparamos las maravillosas aplicaciones de nuestro smartphone para organizarnos con una lista de tareas pendientes escrita a mano, ésta última puede parecer algo arcaica, ¡pero no es así! Esta famosa lista tiene un propósito y un valor.

Da lo mismo si eres amo de casa, emprendedor, trabajador por cuenta ajena o incluso jubilado, la lista de tareas puede ser una herramienta esencial si la usamos correctamente. Una lista de tareas en papel, que hoy en día puede ser considerada hasta vintage, puede ayudarnos a empezar cada mañana con un propósito o a crear un nuevo hábito. Aquí tienes 5 razones por las que deberías volver a utilizarla.

 

Amanece con un propósito

Una vez que tu rutina mañanera de aseo, desayunos y puesta a punto está completa, es muy fácil que pierdas el foco con respecto al día que tienes por delante porque solemos dejarnos llevar por los hábitos que ya tenemos integrados. Cada día puede sorprenderte con un nuevo set de retos o imprevistos que hacen que tus objetivos personales se pierdan en el camino.

Si escribes una lista de tareas la noche de antes, te despertarás con la lista “fresquita” en tu mente. Este nuevo ritual nocturno puede generar ilusión y ayudarte a mantener el rumbo, además, la celebración proveniente de cada pequeño check✓ en tu lista es genial.

 

Dirige tu cerebro

Independientemente de tu personalidad o tus hábitos, todos vivimos en un mundo extremadamente cambiante y en continuo movimiento, lo cual puede distraernos fácilmente.

Hay tanto que ver, observar y hacer en nuestra sociedad que nuestros cerebros han de hacer un gran esfuerzo para mantenerse centrados y concentrados. ¡Vuelve a tu lista de tareas cuando te sientas saturado o distraído!

En el proceso de decidir qué hacer después, revisa tu lista. ¿Está todo completado? Si es así, puedes añadir una o dos tareas más a la lista, si no, ¡es tiempo de volver a la acción!

 

Crea un nuevo hábito saludable

Es probable que te hayas decidido a añadir un nuevo hábito saludable a tu rutina diaria. Esto puede ser especialmente difícil si ya te encuentras ocupado con el trabajo, la familia y los amigos. Al final del día, cuando ya te has calmado y bajado el ritmo, es cuando finalmente te centras en ti mismo únicamente para acordarte de todas esos planes que te has saltado o has olvidado.

Añade tu nueva actividad o tu nuevo objetivo a tu lista de tareas y déjala ahí hasta que se haya convertido en un hábito. Marca tu calendario durante 21 días añadiendo esta nueva rutina a tu lista diaria durante todo ese tiempo. Después de ese ciclo de 3 semanas, comprueba y analízate y te darás cuenta de que esa nueva actividad ¡está integrada en tu rutina!

 

Reduce tu ansiedad

La ansiedad es habitualmente una señal que te informa de que algo te preocupa acerca de tu futuro; tu mente puede sentir que hay demasiado por hacer en un periodo de tiempo muy corto. ¿Cómo hacer para lograr que todo esté hecho? La lista de tareas puede parecer larguísima en tu cabeza pero puedes reducir esa ansiedad anotando únicamente entre 3 y 5 ítems.

Limitar tu lista de tareas te protegerá de sentirte sobrepasado y, una vez hayas completado esas 3-5 actividades, te darás cuenta de cuánto has conseguido.

 

Manifiesto

Escribir tus objetivos es una manera de aclararlos en tu cabeza y de darles importancia. Tu escritura y tu letra son únicas, tienen una belleza y una energía propias que solo tú puedes generar, por lo que es como si al escribir esas palabras hicieras un manifiesto o un acuerdo firme contigo mismo.

Nuestros smartphones son muy útiles pero aférrate a los bolis y a las libretas también. Si se te ha olvidado tu lista en casa ¡no pasa nada!, anota todo en tu teléfono móvil pero no olvides trasladarlo luego al papel. Toma notas a lo largo del día para ir minimizando tu lista de tareas y, cuando llegues a casa por la noche, cuando ya esté todo más tranquilo, prioriza dichas tareas para organizar el día siguiente.

 

¿Qué te parecen estos 5 beneficios de utilizar una lista de tareas? ¿Quieres probar?

 

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Empresarias con éxito=Mujeres deportistas

“El deporte te enseña que no puedes permitir que tus triunfos te vuelvan complaciente ni dejar que tus miedos te impidan desarrollarte”-Shavannia Williams.

Tras unos juegos olímpicos en los que las deportistas españolas han tenido actuaciones realmente deslumbrantes me planteo: si son capaces de alcanzar el éxito deportivo, ¿serán capaces de alcanzar el éxito en todos los ámbitos de sus vidas? Y me hago la misma pregunta en el sentido contrario: ¿puede una mujer con éxito profesional sacar algún beneficio de la práctica deportiva?

Es de sobra conocido que el deporte (sobre todo de equipo) nos dota de habilidades sociales que pueden favorecer la creación de nuevos contactos o de nuevas relaciones profesionales. Además, está comprobado que algunos de los mejores acuerdos profesionales son aquellos sellados en vestuarios o conversaciones casuales en un entorno deportivo.

Pero no sólo eso, las mujeres también podemos favorecer nuestras habilidades empresariales a través del deporte aprovechando que una de las consecuencias más directas de su práctica es la mejora en la confianza en nosotras mismas. ¿Quién no ha necesitado autoconfianza para poder comportarse con más seguridad a la hora de hablar con autoridad o para dar un buen apretón de manos?

“Cuando una atleta convertida en ejecutiva quiere dejar algo en claro, lo logra”-Karlyn Lothery.

El deporte nos dota de una resistencia que nos permite aprender a caer y volver a levantarnos y, a su vez, nos da las herramientas para averiguar qué están haciendo los equipos o deportistas ganadores y qué entrenamiento nos hace falta a nosotras para mejorar nuestro rendimiento. La mejora continua y el afán de superación son sinónimo de éxito en el deporte y en la empresa.

Otro de los aprendizajes más importantes que nos proporciona la práctica deportiva es que la competición no es mala y que querer ganar tampoco lo es. Luchar para alcanzar el éxito o llegar a la cima son características que no tienen género y ser ambiciosas nos acercará a formar parte de un equipo ganador.

“Las mujeres que quieren ganar son consideradas, a veces, como brujas. A un hombre ansioso por ganar se lo considera un ganador”-Sheila Wellington.

Establecerse metas y alcanzarlas no sólo nos genera la confianza mencionada anteriormente sino que también nos enseña el valor de tener un objetivo y de conseguirlo con esfuerzo y determinación. La disciplina y la voluntad son valores fundamentales para llegar a cualquier meta y, si inculcamos la práctica deportiva en niñas desde edad temprana, tendrán dichos valores integrados en la edad adulta y contarán con la energía física que requiere trabajar duramente durante horas.

El ámbito empresarial es duro, pero si ponemos en práctica las técnicas que un deporte competitivo nos enseña, tendremos más probabilidades de triunfar.

Y chicas, os aseguro que ganar y triunfar está genial.

 

 

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El arte de la grandeza de la disciplina

Cuando la mayoría de nosotros oímos la palabra disciplina, nos encogemos. No es porque no queramos tener éxito, o que no queremos llegar a un objetivo, el problema radica en nuestra asociación con la palabra: el apego emocional a cómo estábamos castigados en la infancia por mal comportamiento o “falta de disciplina”.

En el entrenamiento de nuevos emprendedores/empresarios, encuentro una creencia pegajosa y una fuerte resistencia a la creación de un nuevo patrón de disciplina.

El ser humano tiene más miedo de lo que cree que va a perder de lo que realmente puede llegar a perder. El dolor de dejar ir una identidad actual es mayor que el dolor de no vivir con autenticidad… o al menos eso creo.

Cuando consideramos la idea de que la vida es nuestro mayor don, debemos estar abiertos a cambiar nuestra persona de acuerdo a los cambios que enfrentamos a lo largo del camino. Hay que encontrar el valor para afrontar nuestros miedos más profundos y aprovechar nuestra pasión para convertirnos en el ejemplo viviente de la grandeza en todo lo que hacemos. Sin disciplina, esto no se lograría y así, nos sentiríamos insatisfechos, aburridos y agotados con la mediocridad y la monotonía en la vida.

Si eliges creer que estás condenado al fracaso, a tomar decisiones equivocadas y a tener mala suerte en comparación con los demás, estás condenado al castigo. Tu éxito será influenciado por el miedo a fracasar de nuevo y tus acciones se atrofiarán por temor al juicio de ser condenado. Además, tus pensamientos, hábitos y automatismos terminarán castigándote por todo lo que ha salido mal en el pasado.

La determinación es la facultad para tomar riesgos, inspirados a tomar medidas inmediatas de aprendizaje, y si eres lo suficientemente valiente y disciplinado terminarás quedándote sólo cuando las multitudes no tienen el valor de saltar a dar el paso decisivo. Tu vida segregará confianza, tus esfuerzos serán grandes contribuciones al mundo y tu capacidad de pensar con claridad proporcionará combustible a tu excelente ética de trabajo.

Quizás te sientas identificado cuando hablamos de ser víctimas del exagerado perfeccionismo en el pasado. Te avergüenzas de lo que no ha salido “perfecto”, te sientes culpable y te arrepientes de haber arriesgado o haber tomado las decisiones que tomaste, convirtiéndose tus acciones presentes en acciones de “autocastigo”. Te conviertes en el maestro del fracaso o “auto-odio”, cuando te podrías haber convertido en un maestro en la grandeza.

Darnos cuenta de esto, nos lleva a la toma de posesión en la vida, a saber ver las cosas desde varias perspectivas, donde podemos buscar la excelencia en nuestros esfuerzos, en lugar de en nuestros resultados, y podemos buscar un refugio en la mente para ver las cosas con más claridad y convertirnos en discípulos de nuestro potencial.
Para llegar a ser un discípulo de nuestro mejor yo, debemos desarrollar una honestidad y una integridad brutales para hacer frente a los errores que hemos cometido y para ser conscientes de cómo estamos permitiendo que esos fracasos nos guíen en todos nuestros movimientos en el presente. Para tener éxito realmente, tenemos que encontrar la luz de la verdad en nuestra visión distorsionada de la realidad.

A la escuela no se va a aprender a fallar, ¿verdad? Debemos aprender por nuestra cuenta a estudiar el camino del logro y no de fracaso, viviendo cada momento independiente al anterior.

Deja que tu vida ejemplifique el arte de la grandeza como resultado de tu disciplina llegando a la mejor versión de ti mismo.

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¿Qué es un equipo de alto rendimiento y cómo puedes formar parte de él?

“Ambición, afán de superación, trabajo en común y la pasión que se pone en lo que se hace son los ingredientes fundamentales para tener éxito.”

-Alejandra Quereda, capitana del equipo español de gimnasia rítmica.

¿Cómo podemos crear equipos de alto rendimiento (EAR), liderarlos y desarrollar a las personas que los conforman para que sobresalgan?

El papel del líder en los equipos es fundamental, tanto cuando las cosas funcionan bien como en los momentos críticos. Un líder debe transmitir la urgencia adecuada y aportar seguridad al equipo, nunca estrés. Según Rosa María Sanz, directora general de personas y recursos de Gas Natural Fenosa, si un gestor es capaz de ver las cosas con perspectiva y expresar sencillez a la hora de comunicarlo, lo anterior viene rodado.

Las cinco “C”: Confianza, Complementariedad, Comunicación, Cooperación y Compromiso.

Un maravilloso ejemplo de EAR es una orquesta, en ella los músicos trabajan como si fueran uno y el director no es un jefe convencional, dirige al grupo contribuyendo con su habilidad y talento. Además el líder de un equipo de alto rendimiento, no solo debe potenciar los cinco ingredientes arriba mencionados, sino que tiene que contar con ciertos valores que debe transmitir a su equipo: tenacidad, fuerza, tolerancia a la frustración, experiencia y afán de superación. Sólo si se dan estas cualidades y el líder y su equipo tienen un objetivo común, estamos hablando de un EAR.

Un EAR es un equipo “que brilla más que la suma de los individuos. Es un equipo conectado intelectual y emocionalmente, cohesionado, con visión compartida y co-responsabilidad”

-María García, directora del Programa de Dirección en Coaching Ejecutivo del IE Business School.

Conocer tu rol en el equipo y aceptarlo es fundamental para que conectes con tus fortalezas y tus motivaciones y puedas dar la mejor versión de ti mismo. A su vez, saber que tus aportaciones tienen un efecto en el desempeño del equipo y celebrar los éxitos pública y privadamente, te dará un extra de motivación.

Opiniones, hábitos y ego.

En un equipo de alto rendimiento todos los miembros deben ser capaces de manifestar sus opiniones sin pudor dado que en un EAR existe la confianza plena tanto para la toma de decisiones como para los errores. Además, el objetivo común pesa más que las posibles antipatías de los miembros del equipo dado que prima la profesionalidad.

Para que consideremos a un equipo como un EAR, es necesario que sus miembros compartan ciertos hábitos de conducta: las ganas de superar las expectativas de los compañeros, la búsqueda de la excelencia personal y del equipo, la responsabilidad en el cumplimiento de las tareas y la empatía al dar ánimos al resto de miembros del equipo, son sólo unos de ellos.

En un EAR no hay cabida para comportamientos o hábitos nocivos ya que dificulta la consecución de objetivos. Es fundamental eliminar el concepto de colaboración para pasar a hablar de cooperación, donde no hay egos ni objetivos individuales, sino objetivos comunes y generosidad.

 

¿Y tú? ¿Formas parte de un equipo de alto rendimiento?

¿Quieres conseguirlo?

 

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Fortalece tu voluntad

¿Has cumplido todos tus propósitos? ¿Has finalizado todo lo que has empezado? ¿No? ¿Sabes por qué?

Entender cómo funciona nuestra fuerza de voluntad y nuestra iniciativa es fundamental para conseguir lo que nos propongamos porque… ¡es posible! No importa cuál sea tu objetivo ya que, con fuerza de voluntad, podrás alcanzarlo.

Según la RAE, la fuerza de voluntad es la capacidad de una persona para superar obstáculos o dificultades o para cumplir con sus obligaciones.

Hay cuatro cosas fundamentales que debes conocer para sacarle el máximo partido a tu fuerza de voluntad:

1. Tu voluntad es limitada.

Estudios científicos revelan que, cada vez que ponemos en marcha nuestra fuerza de voluntad, el sistema de autocontrol del cerebro reduce su actividad. Es por eso que cuando tomamos la decisión de conseguir muchas cosas a la vez (dejar de fumar, apuntarnos al gimnasio, hacer dieta…), raras veces las conseguimos todas porque ¡nuestra voluntad se agota rápido!

Centra toda tu fuerza de voluntad en una sola meta cada vez.

2. Aceptarse es mejor que culparse.

Hay pocas cosas que nos hagan sentir peor que el sentimiento de culpa, éste nos pone de mal humor y logra que nuestro cerebro empiece a buscar “consuelo” en cosas que nos proporcionen una satisfacción inmediata (comer algo dulce, tumbarnos en el sofá…), es verdad que automáticamente nos sentimos mejor pero nos alejamos de nuestro objetivo a largo plazo y ¡aparece más culpa todavía!

Perdónate a ti mism@ si fallas.

3. La fuerza de voluntad es contagiosa.

Al ser seres sociables, los humanos tendemos a imitar a alguien si le vemos haciendo algo, es un instinto y de hecho, aprendemos por imitación. Por lo tanto, ver a alguien tratando de conseguir el mismo objetivo que nosotros, nos motivará en la misma dirección.

Busca un amigo con el mismo interés y alcanzadlo juntos.

4. No te imagines teniendo éxito en tu objetivo.

¡No lo hagas! Aunque es lo que hemos oído cientos de veces, hay muchos estudios que demuestran que al imaginar o fantasear, se activan las mismas áreas del cerebro que si lo estuviéramos realizando o ya lo hubiéramos conseguido por lo que nos convertimos en más indulgentes con nosotros mismos, tendemos a darnos descansos o concedernos caprichos. Si quieres visualizar, sé consciente de que para conseguir un objetivo hay que conseguir primero pequeñas tareas que nos irán acercando a él así que deja de fantasear con la meta.

Visualiza el proceso.

¿Has decidido fortalecer tu voluntad? ¿Quieres conseguirlo?

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¿Cómo puede ayudarte un psicólogo deportivo?

El deporte evoluciona diariamente, va por ciclos y, hoy en día, no cabe ninguna duda de que estamos en un ciclo de desarrollo y asentamiento de la práctica deportiva en la sociedad.

No hay nadie que dude de la importancia del bienestar psicológico de los deportistas, ¿verdad?

El funcionamiento psicológico tiene la capacidad de influir en el funcionamiento físico, técnico y táctico de cualquier persona relacionada con el mundo del deporte, dado que tienen un alto nivel de exigencia tanto en la competición, como en los entrenamientos, como en las relaciones interpersonales (dentro y fuera de la práctica deportiva).

Alcanzar el nivel óptimo de funcionamiento es fundamental para los deportistas y la aportación de un psicólogo del deporte es tan esencial como la del preparador físico o el fisioterapeuta ya que una de las características principales de los profesionales del deporte, es el conocimiento de que los deportistas necesitan servicios complementarios para mejorar su actuación en los campos, o encontrar soluciones ante problemas que se deriven de la práctica deportiva.

Según Beswick, la psicología del deporte tiene una tarea fundamental “dotar de más ayuda para los jugadores desde el punto de visto mental y emocional, mejor entrenamiento desde los inicios para saber lidiar con la presión y el estrés propios del deporte, más trabajo en el carácter en contraposición del talento.”

Si no eres deportista profesional, estás leyendo esto y piensas que no tiene nada que ver contigo, no es así, sigue leyendo…

Los ámbitos de aplicación de la Psicología de la Actividad Física y el Deporte son diversos; la psicología deportiva tiene como áreas de trabajo el deporte de rendimiento, el deporte base y la iniciación temprana, el deporte de ocio y tiempo libre, el deporte en poblaciones con necesidades específicas (discapacitados, tercera edad…) y organizaciones deportivas. Además, las diferentes tareas del psicólogo deportivo pueden desarrollarse tanto en deportes de equipo como en deporte individual.

Con lo cual, el psicólogo podría realizar entrenamiento psicológico tanto con entrenadores como con deportistas entrenando habilidades como la motivación, la atención o la concentración para lograr la excelencia en las competiciones deportivas, ya sean competiciones profesionales o una 10k popular.

Si tienes un objetivo deportivo, necesitarás una planificación adecuada: diseñar y dar pasos adecuados para conseguir objetivos, darte auto-instrucciones que te ayuden a iniciar y mantener la acción, y controlar el estrés y la atención, ¿verdad?

Pues un psicólogo deportivo puede ayudarte con eso: realizando un entrenamiento en imaginación, aliviando el agotamiento emocional o apoyándote en la recuperación de alguna lesión.

El rendimiento, no es sólo producto del entrenamiento, también es producto de la actitud y el carácter y el apoyo que te va a proporcionar un psicólogo no va a ser que trabajes más, sino que trabajes más fácilmente.