Categorías
Sin categoría

Dos opciones. Un cambio.

El post de hoy lo quiero dedicar a una especie de reflexión que a medida que va pasando el tiempo, va penetrando mas en la sociedad. Es un trabajo muy duro el que hacemos cada día para trasladar el mensaje que llevamos como carta de presentación.

La mayoría de nosotros nacemos pensando en las cosas como “deberían” ser, hasta que envejecemos un poco y nos vemos obligados a enfrentarnos a la realidad de cómo son las cosas.

Pero en algún lugar en el fondo, recuerdas lo que se siente al pensar diferente. Recuerdas lo que se sentía al tener pensamientos independientes que no eran sólo una amalgama de tus diversos canales sociales.

Honra esa voz. Ese es el verdadero tú.

Una vez que reconoces la voz y te das cuenta de que puedes tomar una decisión sobre lo que quieres pensar, cómo quieres actuar y en quién quieres convertirte, sólo tienes dos opciones:

Cambiar el mundo
Ser cambiados por el mundo

La pelota está en mi campo y  sé lo que estoy haciendo.

¿Cambias o te cambian?

 

 

 

Categorías
Psicologia

5 claves para crear (o cambiar) tu perspectiva

Toda historia, TODA,  está filtrada a través de nuestra lente de creencias para ayudarnos a responder rápido y de la mejor manera posible, es decir, la realidad depende de nuestra perspectiva. El filtro que elegimos afecta al mundo que vemos, elegir un filtro positivo significa vivir una vida llena de oportunidades y elegir un filtro negativo significa una vida de limitaciones.

¿Cómo elegimos esa perspectiva?

1. Tenemos puntos ciegos.

Todos tenemos puntos ciegos visuales y cognitivos, y sesgos aprendidos; dichos puntos y sesgos sabotean nuestro juicio y nos convierten en seres automáticos anclados en patrones de comportamiento establecidos que, muchas veces, no nos sirven.

A veces, otras personas son capaces de ver estos puntos ciegos mejor que nosotros; otras veces, a través de la meditación o de tareas de autoconocimiento, nos es posible ver nuestros propios patrones e iluminar los ocultos y limitantes. Una vez hemos visto un punto ciego, no podemos no verlo, con esta luz surgen muchas posibilidades.

 

2. El optimismo es útil cuando es realista.

Muchas veces el pensamiento positivo tiene mala fama porque la gente asume que es simplemente optimismo ciego. El optimismo realista es la capacidad de ver las situaciones de manera precisa y confiar profundamente en que el futuro será bueno incluso si la situación actual no lo es o no es como te gustaría que fuera. La parte buena es que, incluso si tiendes a ser pesimista de manera natural, puedes fortalecer tu optimismo ¡practicando! Porque como acostumbramos a decir en The Gate: ¡todo es entrenable!

Puedes averiguar cómo potenciarlo aquí.

 

3. La perspectiva no es un termómetro, es un termostato.

Podemos controlar cómo la perspectiva nos empuja a actuar de determinada manera en determinada situación. Imagina que llegas tarde al trabajo y mientras conduces te topas con un semáforo en rojo detrás de otro; si ves la perspectiva como algo ajeno a tu control, esta escena puede subirte la temperatura de rabia, si por el contrario la ves como un termostato, tienes el poder para pensar de una manera que apoye tu capacidad de controlar la situación y responder ante ella.

Evidentemente, no tienes el control sobre los semáforos, pero sí tienes el control sobre tus reacciones. Ese es el punto donde puedes bajar el termostato utilizando herramientas como el control de pensamientos, la respiración o incluso cambiando la ruta.

 

4. Es importante cómo pensamos.

Conforme vas pensando intenta averiguar si estás siendo: compasivo, curioso, paciente y no prejuicioso.

Un primer paso para cambiar nuestra perspectiva es descubrir si nuestra manera de pensar es útil o inútil.

  • La manera inútil de pensar se asocia con ser rígido, evitativo y estar en contra de la realidad de cada situación. Se tiende a un razonamiento de blanco o negro con cierto rechazo a aceptar las situaciones, culpando a los demás y evitando o eliminando los sentimientos.
  • La manera útil de pensar se asocia con las soluciones, la flexibilidad y la aceptación. Tiende a centrarse en el problema y te empuja a buscar información y a la reinterpretación positiva de los acontecimientos.

 

5. Las 3 áreas de la perspectiva.

  1. Acciones: Son las más fáciles de identificar como controlables porque se refieren a algo observable. Las acciones son nuestras respuestas ante los estímulos después de que nuestros pensamientos y nuestras emociones los hayan filtrado. La mayoría de las veces tenemos claro que no somos marionetas sino que controlamos nuestras acciones.
  2. Pensamientos: Se alejan un poco de nuestro control. Nuestro juez interno comenta continuamente lo que hacemos y cómo lo hacemos y no siempre es demasiado amable. Puede ser un reto “bajarle el volumen” o liberar nuestra mente de esos patrones de pensamiento, pero es posible conseguirlo.
  3. Sentimientos: Los identificamos como los más ajenos a nuestro control pero si analizamos nuestros comportamientos pasados, nuestras creencias y hacemos un ejercicio de metacognición (pensar acerca de los pensamientos), podemos convertirnos en testigos de nuestras vidas y descubrir cómo controlar nuestras emociones.

 

Utiliza tus habilidades de toma de perspectiva habitualmente y, como un músculo, crecerán.

¿Quieres conseguirlo?

 

Photo by Josh Calabrese on Unsplash

Categorías
The Gate History

El cambio es ley de vida

El cambio es ley de vida…

…pero sólo si uno quiere que así sea.

Alexei Tolstoi decía:

“Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo”.

Como sabes, nuestro eslogan es: TRAIN YOUR CHANGE, porque consideramos que el cambio es fundamental para alcanzar el éxito. Una simple mejora ya es un cambio y esas mejoras pueden entrenarse, pueden practicarse, pueden afianzarse y pueden integrarse en nuestro funcionamiento formando parte de nosotros mismos.

Sin embargo, hay un paso fundamental previo al cambio: la intención de cambio.

 

En The Gate trabajamos directamente con las personas y sus habilidades por lo que no tenemos un producto o una herramienta externa que te haga mejorar tu rendimiento, eres tú y sólo tú el responsable de tu evolución. ¿Qué implica esto?

  1. Entender cómo estamos ahora mismo: si estamos en nuestro mejor momento, si estamos pasando un momento difícil, si estamos estancados o si notamos que necesitamos una herramienta particular para alcanzar lo que queremos.
  2. Aceptarlo.
  3. Entender que siempre hay posibilidad de mejora.
  4. Querer mejorar y hacer algo para que esa mejora tenga lugar.
  5. Entender que debemos trabajar para conseguirla, implicarnos, esforzarnos y perseverar.

 

A lo largo de nuestra experiencia nos hemos encontrado con diversos casos de personas que tienen necesidad de mejora pero no tienen ninguna intención de cambiar. Al principio nos sorprendía muchísimo, ¿cómo puede ser que alguien quiera mejorar y tenga tanta resistencia al cambio?

En los diferentes casos, hemos querido analizar la causa: ¿qué es lo que a esta persona le impide dar el paso? Y nos hemos dado cuenta de que las personas tienen sus barreras en distintas partes del proceso de cambio que hemos descrito antes.

Están las personas a las que se les hace difícil pararse a analizar cómo están, qué está pasando dentro de ellos o cuál es el motivo por el que hacen lo que hacen, piensan como piensan o se comportan como se comportan. Tanto si las cosas les van bien como si les van mal, les parece que siempre han sido así, que las cosas son como son y que ellos actúan en base a una personalidad establecida, con unas capacidades determinadas y sin posibilidad de cambio.

Por otro lado, están las personas a las que les cuesta aceptar cómo están y que, como decía Tolstoi, se dedican a cambiar las circunstancias externas o a esperar a que la situación cambie por sí sola sin pararse a evaluar su estado interno y qué pueden mejorar en sí mismos para funcionar de manera sobresaliente.

También están las personas que se conforman con su estado laboral, físico, mental o emocional y que no creen en que eso pueda cambiar de alguna forma. Si ese estado es bueno, porque ya han alcanzado su máximo y no puede ser mejor; y si ese estado es malo, porque lleva mucho tiempo siendo así y piensan que es muy difícil que cambie o mejore.

Nos hemos encontrado con personas que no tienen ninguna resistencia en las fases anteriores pero que, sin embargo, no saben qué pueden hacer para permitirse mejorar o ya han probado muchas cosas y están desencantados.

Y, por último, hay personas que no encuentran ningún tipo de dificultad hasta que se inicia el proceso de cambio. Una vez empezado el trabajo se dan cuenta de que, tanto las mejoras como la adquisición de habilidades nuevas implican esfuerzo, perseverancia y, sobre todo, compromiso consigo mismos, y quizás no estaban tan dispuestos a invertir tantos recursos en su bienestar.

 

Así que, para ti que estás leyendo esto, estés dentro de alguno de esos grupos o no, nuestro mensaje es que el cambio es ley de vida y siempre, siempre, es para mejor. Tú sabes como, están en ti todas las herramientas para conseguirlo, lo único que hacemos nosotros es recordarte como utilizarlas.

Todo tiempo futuro será mejor.

¿Quieres conseguirlo?